En Rincón, el equipo de respuesta personalizada de la Cruz Roja completó la instalación de un toldo en la casa sin techo de Pablo Bonilla, segundos antes de que empezara a llover.
Antes de que el huracán María arrasara Puerto Rico, Rincón era conocido por su exuberante vegetación, su estilo de vida relajado y sus playas de surfing de clase mundial. Sin agua y luz, los residentes de este tranquilo distrito, donde el Atlántico se encuentra con el Caribe, están ahora tratando de hacer frente a la situación.
Pablo Bonilla, un hombre mayor que vive en una casita de madera en lo alto de una loma es uno de ellos. Los fuertes vientos volaron la mitad de su techo y las fuertes lluvias arruinaron la mayoría de sus pertenencias. Lo que queda de sus muebles, incluidos su cama y colchón, está amontonada con otros escombros frente a su casa. Todo lo que pudo salvar fueron unas cuantas camisas, su pequeño altar con imágenes religiosas, un par de sillas y la última rosa de su jardín.
"Cuando llueve, tengo que volver a limpiar todo una y otra vez"
Mientras Bonilla da la bienvenida a los voluntarios del Equipo de Respuesta Personalizada (ERP) de la Cruz Roja en su hogar casi vacío, las lágrimas le brotan a los ojos. "Cuando llueve", explica, "tengo que volver a limpiar todo una y otra vez".
Los tres voluntarios del ERP, un bombero jubilado y dos militares estacionados en Alemania que han pedido un permiso especial para ser parte de la respuesta de la Cruz Roja, no pierden un segundo. Bajo un cielo gris de plomo ya se han subido al techo y despliegan un gran toldo azul. El anciano observa con una mezcla de asombro y admiración como colocan acrobáticamente el toldo sobre las vigas de su casa, asegurándolo con alambre y cuerda. También rescatan unas planchas de zinc esparcidas por la tormenta en el jardín y las instalan de nuevo en el techo.
Apenas completado el trabajo del equipo de la Cruz Roja, con rapidez y profesionalidad, empieza a llover sobre la casa de Pablo Bonilla. Después de un momento de incertidumbre, el anciano sonríe con alivio, ya que no cae ni una gota dentro de su hogar. Los voluntarios de la Cruz Roja han hecho un buen trabajo.
"No importa cuán remoto sea el lugar; nuestra meta es llegar"
Para la Cruz Roja es importante que nadie esté excluido de la ayuda durante un desastre. Sus equipos de respuesta personalizada como este brindan asistencia a aquellos que no pueden salir de su casa para buscar suministros vitales, como ancianos, enfermos, discapacitados o familias con bebés.
Físicamente discapacitado, Pablo Bonilla no pudo llegar a una distribución de agua y comida en Rincón, pero los miembros de su comunidad dieron su nombre a la Cruz Roja. Con un GPS y la ayuda de los residentes Josh Villegas, Luis Morán y Carlos Ortiz consiguieron encontrar la casa de Bonilla. "No importa cuán remoto sea el lugar", dicen, "nuestra meta es llegar a la persona necesitada".
Trabajando con las agencias federales y autoridades locales
La Cruz Roja se reunió con el alcalde de Rincón, el señor Carlos López, y su administración para obtener una visión general de las necesidades más urgentes y una lista de barrios que requieren asistencia urgente. FEMA, la Guardia Nacional y el Departamento de Bomberos de Nueva York, también activos en Rincón, estuvieron muy agradecidos por los servicios brindados por la Cruz Roja en el distrito.
Escrito por la voluntaria Elena Sartorius sobre su visita a Rincón el lunes, 16 de octubre de 2017.