Biografía de Blaze
Mis primeros recuerdos de las células falciformes son de cuando tenía siete años. Recuerdo períodos en el Hospital Hughes Spalding Children que eran un oasis comparado con mi vida en casa. Allí, me llenaban de regalos, tenía acceso a salas de juegos llenas de juguetes y podía recibir las transfusiones de sangre que me ayudaban a atravesar un sin número de crisis. También recuerdo sentir un intenso dolor que se irradiaba por todo mi cuerpo que fue lo que me llevó por primera vez al hospital. Jugaba mucho y me encantaba estar activo. No comprendía que no podía hacer lo mismo que hacían los otros niños que no tenían células falciformes. Ni siquiera podía esforzarme con las simples reglas del patio de juegos o charlas de niños. Al nacer, me diagnosticaron la enfermedad de la hemoglobina SS, que es la forma más común y más grave de la enfermedad de las células falciformes que causa los peores síntomas con más rapidez.
Perdí la cuenta de la cantidad de veces que me caí al piso por el dolor y necesité transfusiones de sangre para volver a sentirme saludable. Durante mi adolescencia, me llevaban de urgencia al hospital una vez al mes para recibir transfusiones, y necesitaba al menos tres unidades de sangre antes de sentirme mejor. Si la sangre que necesitaba no estaba disponible, algunas veces tenía que esperar varias horas o días, lo que generaba más estrés al que ya sentía. Tener sangre disponible para todos los que la necesitan es muy importante para personas como yo que luchan contra las células falciformes. No era divertido antes, tampoco es fácil ahora, preguntarme si podré recibir la sangre que necesito para sobrevivir a una crisis de las células falciformes.
Una infancia compleja
Desde muy temprano en mi vida, tuve que adoptar una actitud fuerte. Mi madre se drogó la mayor parte de mi vida, y mi padre estaba en prisión. Es por eso que desde muy joven, sufrí muchas adversidades -desde llegar a mi casa y encontrar el refrigerador vacío e irme a dormir hambriento, a incluso no tener un hogar. Estos factores de estrés pueden hacer que una persona normal se desequilibre, pero para una persona con células falciformes, es un golpe doble. Una noche en la que no podía dormir refugiado en la casa de mi hermana, estaba en la cama y escuchaba los ronquidos de todos los que estaban a mí alrededor. Solo tenía 11 años y, de alguna forma, decidí que no podía consumirme por cosas que estaban fuera de mi control. Al ritmo con el que entraba y salía del hospital, supe que si no aprendía a ser fuerte mentalmente, no iba a durar mucho.
El pensamiento positivo me ayudó enormemente, pero no fue una varita mágica. Igualmente, tuve una de mis peores crisis un año después, a los 12 años. No recuerdo cuando me llevaron de urgencia al hospital. Solo sé que estaba estresado por las cosas que estaban mal en mi hogar, y entré en crisis para despertarme dos semanas después tras haber estado en coma. Esa vez fue síndrome coronario agudo, una condición que ataca a muchos pacientes con células falciformes y les causa dolor de pecho, tos, fiebre, bajos niveles de oxígeno y lleva a una neumonía viral o bacteriana.
Encontrar una nueva pasión
Nunca escondí mi enfermedad de las células falciformes, pero fue un freno en algunas de mis mayores aspiraciones. No podía jugar fútbol; entonces, miraba desde las gradas. Encontré divertido participar en ROTC, y lideré la Guardia de Color en mi escuela. Los sueños de inscribirseen las fuerzas armadas se vieron truncados cuando fui rechazado por tener la enfermedad de las células falciformes. Fue una tremendo golpe para mi futuro. Me esforcé por reorganizarme y encontrar una nueva pasión.
De niño, quería ir a los campamentos de verano, pero mi madre nunca me inscribió. Ahora, puedo cumplir mis sueños como administrador de campamentos para la Sickle Cell Foundation (Fundación de la Enfermedad de Células Falciformes) de Georgia. Tengo la posibilidad de ser un defensor de las personas con células falciformes, compartir mi historia e inspirar a los jóvenes para que sigan luchando.
Una batalla de por vida
Sigo yendo al hospital entre nueve y diez veces por año para recibir transfusiones de sangre cuando la hidratación y los medicamentos habituales no son suficientes. La enfermedad de las células falciformes es una batalla de por vida, y mis probabilidades de tener una vida saludable dependen de que los hospitales tengan los inventarios apropiados de sangre de mi tipo A positivo o de tipo 0. Para todos aquellos que se pregunten si su generosidad puede marcar una diferencia, quiero que todos sepan que son héroes silenciosos. Cuando recibo una transfusión de sangre y mis números de hemoglobina aumentan, siento que vuelvo a ser yo. No siento dolor; no siento exhausto; es como cargar gasolina en el auto o las baterías del control remoto; me siento con nuevas energías y ¡eso no tiene precio! Usando las palabras de mi amigo Shawn, que perdió su batalla contra las células falciformes, insto a todos los que lean esto no solo a pensar en donar sangre, sino que a dar un paso más y hacerlo. Encuentren su centro de donación de sangre de la Cruz Roja Americana, hagan una cita y donen. Su generosidad me da vida y no podría estar aquí sin ustedes.
Blaze Eppinger es un paciente con células falciformes con una pasión por la defensa de los pacientes con células falciformes y por motivar a los nuevos y diversos donantes de sangre para que lo hagan. Blaze trabaja como administrador de campamentos en la Sickle Cell Foundation de Georgia y disfruta cautivando a distintas audiencias en diferentes etapas a la vez que comparte su historia personal con la enfermedad de las células falciformes.
Acerca de la Cruz Roja Americana
La Cruz Roja Americana alberga, alimenta y ofrece apoyo emocional a las víctimas de desastres, suministra alrededor del 40 % de la sangre en el país, enseña habilidades que salvan vidas, distribuye ayuda humanitaria internacional y apoya a los miembros de las fuerzas armadas y sus familias. La Cruz Roja es una organización sin fines de lucro que depende de los voluntarios y de la generosidad del pueblo estadounidense para cumplir su misión. Para obtener más información, visite redcross.org o CruzRojaAmericana.org, o síganos en las redes sociales.
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