Shaun Tarkington siempre ha buscado un propósito en su vida. Desde sus sueños de convertirse en piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, hasta dedicarse profesionalmente a la extinción de incendios y, más tarde, trabajar en más de una docena de operaciones nacionales de asistencia ante desastres de la Cruz Roja, este veterano de la Fuerza Aérea ha estado impulsado por su deseo de marcar la diferencia.
«Pasé mucho tiempo buscando ese propósito», explicó Shaun. «Trataba de encontrar un trabajo que fuera gratificante, que me hiciera sentir bien cada día y no como si solo estuviera sentado en un escritorio haciendo cosas que realmente no marcaban la diferencia para nadie».
Nacido en Alemania, hijo de un militar del Ejército de EE. UU., los primeros años de Shaun estuvieron marcados por la vida militar en el extranjero. Su primer contacto con la Cruz Roja Americana se produjo cuando solo tenía trece años, tras la erupción del Monte Pinatubo, en Filipinas. Shaun y su familia estaban destinados en una base militar estadounidense, a solo 90 millas (145 km) de distancia.
«Parecía una nube en forma de hongo», recordó.
Los voluntarios del Servicio a las Fuerzas Armadas (SAF, por sus siglas en inglés) de la Cruz Roja ayudaron a evacuar a su familia y a otras familias de las fuerzas armadas.
«Para Shaun, de trece años, fue una aventura», dijo. «El SAF estuvo allí, ayudándonos a evacuar Filipinas… fue horrible para mucha gente. Pero para mí, fue formativo».
Shaun ingresó en la Academia de la Fuerza Aérea con el sueño de convertirse en piloto, hasta que en su tercer año supo que tenía un problema ocular que lo inhabilitaba.
«Quedé destrozado», contó. «No sabía qué hacer con mi vida».
Tras graduarse de la academia, sirvió como ingeniero y oficial de adquisiciones en la Fuerza Aérea de EE. UU. Como oficial, tuvo valiosas oportunidades de liderazgo, pero nunca sintió la satisfacción que esperaba tener en el trabajo.
«Ni siquiera podía ser desplegado, y yo quería hacerlo», dijo.
Dejó las fuerzas armadas tras cumplir su compromiso de cinco años para que su esposa pudiera continuar su carrera como presentadora de noticias en Kentucky. Encontró realización como bombero y paramédico y, más tarde, comenzó a hacer voluntariado en la Cruz Roja, donde su fascinación por los desastres y su experiencia militar confluyeron, lo que lo volvió invaluable en un total de quince operaciones nacionales de asistencia ante desastres y en despliegues internacionales: algo que nunca pudo hacer con el uniforme puesto.
«Una de las cosas más gratificantes que se pueden hacer es estar en tareas donde se entrega comida directamente a la gente o se trabaja en el refugio», dijo.
Ahora, como miembro del Equipo 57 de la Cruz Roja (una fuerza laboral expedicionaria compuesta por más de veinte miembros del personal que se despliegan en rotaciones de seis meses en bases militares remotas en Europa del Este, África y Oriente Medio), Shaun alerta a los miembros del servicio sobre emergencias en el hogar y también desarrolla programas para elevar la moral y brindar descanso. Uno de sus proyectos destacados es un Centro de Descanso que está ayudando a construir.
«Estamos fortaleciendo nuestros centros para ofrecer a los soldados un lugar donde relajarse… y les estamos dando un propósito», explicó.
Al reflexionar sobre su trayectoria, Shaun dijo: «Siento que mis distintos roles en la vida, desde militar hasta bombero y en operaciones de desastres, realmente me dieron la confianza de que soy valioso aquí, que mis contribuciones sí importan y que aporto una perspectiva positiva para la misión… [Servicio a las Fuerzas Armadas] ha sido uno de los trabajos más gratificantes que he tenido».
En este Día de los Veteranos, la historia de Shaun nos recuerda que el servicio no termina cuando uno se quita el uniforme. A través de la Cruz Roja, Shaun continúa sirviendo a los suyos, brindando atención, conexión y propósito a quienes más lo necesitan.
LOS DONANTES NACIONALES SE SUMAN AL LARGO LEGADO DE APOYO MILITAR DE LA CRUZ ROJA
Las generosas donaciones de los miembros del Programa de Donaciones del Servicio a las Fuerzas Armadas de la Cruz Roja permiten a la Cruz Roja mantener una red mundial de miles de voluntarios y empleados para apoyar a las fuerzas armadas los 365 días del año mediante comunicaciones de emergencia, capacitación, recursos comunitarios y apoyo a miembros del servicio y a veteranos enfermos y heridos. Las contribuciones de socios como Lockheed Martin Corporation y Wilf Family Foundations garantizan que la Cruz Roja esté presente 24 horas al día, los 7 días de la semana, para brindar consuelo y atención a los miembros de las fuerzas armadas, los veteranos y sus familias mientras se preparan para los desafíos, los afrontan y responden a ellos durante el servicio militar.
Acerca de la Cruz Roja Americana
La Cruz Roja Americana alberga, alimenta y ofrece apoyo emocional a las víctimas de desastres, suministra alrededor del 40 % de la sangre en el país, enseña habilidades que salvan vidas, distribuye ayuda humanitaria internacional y apoya a los miembros de las fuerzas armadas y sus familias. La Cruz Roja es una organización sin fines de lucro que depende de los voluntarios y de la generosidad del pueblo estadounidense para cumplir su misión. Para obtener más información, visite redcross.org o CruzRojaAmericana.org, o síganos en las redes sociales.
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