El derrumbe de Mameyes en Ponce fue el 7 de octubre de 1985.
San Juan, Puerto Rico, 7 de octubre de 2020- El 1 de julio de 1980, la misión de vida de Nory Bonilla se entrelazó con la misión humanitaria de la Cruz Roja Americana. Desde sus inicios en la organización, Nory atendió varios desastres históricos en el país, entre los que se encuentran el fuego de Dupont Plaza, la explosión de Río Piedras, los huracanes Hugo, Georges y María y recientemente los terremotos del suroeste. Sin embargo, jamás pensó que le marcaría tanto uno en específico, el derrumbe de Mameyes. En la mañana del 7 de octubre de 1985, uno de los desastres más recordados en la isla tomaría protagonismo en Ponce. Luego de fuertes lluvias y mientras los residentes dormían, un derrumbe de 260 mil yardas del cerro arropó al sector, dejando 120 casas destruidas y un saldo aproximado de 130 vidas.
La orocoveña, que llevaba cinco años en la Cruz Roja, recuerda que “Mameyes fue uno de los grandes desastres que impactó mi vida porque me hizo reconocer lo vulnerables que somos ante las inclemencias del tiempo”. Nory relata que viajó al área del derrumbe en helicóptero junto al presidente nacional de la Cruz Roja, Richard Smith, y el director del operativo, Ben Evans. “En Mameyes murieron 130 personas. Cuando llegamos allí todavía estaban rescatando cuerpos del lodo. Pude ver una mano saliendo del lodo, biberones, juguetes, muchas cosas que eran señal del desastre más grande que yo hubiera pensado que vería”, rememoró. Su trabajo de respuesta ante el desastre fue hidratar al personal de rescate, ofrecer apoyo a las familias y trabajadores, además de dar incentivos económicos a las víctimas. Bonilla puntualiza en cómo le benefició pertenecer a la Cruz Roja para atender el desastre. “Si de algo puedo dar fe, la Cruz Roja se encarga de preparar a sus empleados y voluntarios con los conocimientos necesarios para que puedan ofrecer alivio al sufrimiento humano con empatía”, añadió.
Además del derrumbe de Ponce y los otros desastres que marcaron el país, Nory recuerda su primera experiencia en un desastre como unos de los momentos más significativos en su vida. “En mis primeros años en la Cruz Roja, trabajé en una respuesta a unas inundaciones en el pueblo de Cataño. En ese momento, me di cuenta de que el ayudar a las personas en necesidad era mi norte y que la Cruz Roja era el instrumento para hacerlo. Tuve
una experiencia de llegar a un hogar inundado donde residía una persona impedida. El agua le llegaba hasta la mitad de la silla de rueda y no podía salir del lugar. Le dije: ‘no se preocupe que no me voy hasta que usted esté en un sitio seguro’. Me tomó de la mano para asegurarse que no me iría, y como a los 15 minutos, llegaron rescatistas de manejo de emergencia y lo sacaron. Llorando, me miró y me dijo: ‘la Cruz Roja no miente’”.
CÚMULO DE EXPERIENCIAS Y ANÉCDOTAS EN 40 AÑOS
Además de la conmemoración del derrumbe, Nory Bonilla celebra este 2020 sus 40 años de servicio con la Cruz Roja. Con una carrera de muchas experiencias, eventos catastróficos y situaciones difíciles, Nory ha aprendido a ser agradecida pues ha vivido en primera persona el sufrimiento de otros. “A través de estos 40 años, he visto tanta necesidad debido a los desastres naturales y causados por el hombre, que he aprendido a no quejarme. Miro a mi alrededor y doy gracias a Dios por lo que tengo y porque con mi trabajo puedo ayudar a otros a tener na mejor calidad de vida”.
La misión de la Cruz Roja Americana Capítulo de Puerto Rico es prevenir y aliviar el sufrimiento humano que causa una emergencia, movilizando el poder de los voluntarios y la generosidad de los donantes. Si le interesa ser parte del equipo de voluntarios de la Cruz Roja Americana Capítulo de Puerto Rico, puede acceder cruzrojapr.net o llamar al 787-403-9503.