Foto del hogar de Blanca González luego del fuego. (Foto suministrada por Blanca González)
9 de agosto de 2021, San Juan, Puerto Rico- El pasado 13 de junio de 2021, a la una de la mañana, Blanca González Hernández se levantó por un fuerte olor a humo. Se encontraba en el sofá donde dormía para darse cuenta de que su casa se estaba quemando.
La mujer de 54 años y residente de Villa Palmeras en San Juan contó que, a pesar de las pérdidas, le llegó la ayuda humanitaria de la Cruz Roja Americana, quien la ayudó a comprar parte de su vestimenta, algunos medicamentos y las máquinas para tomar la presión sanguínea y la azúcar.
“Fue un momento bien difícil para mí, fue algo fuerte que me desconcentró tanto que inclusive no podía desbloquear el teléfono para poder llamar al 9-1-1. Los nervios no me dejaban, al mismo tiempo buscaba donde era el fuego...fui cuarto por cuarto, hasta que llegué al último donde está la caja de electricidad que se estaba quemando en su totalidad, pienso que allí fue donde comenzó todo”, comentó Blanca con voz entrecortada al narrar la odisea que vivió.
Agregó que uno de los momentos más desesperantes fue cuando trataba y trataba de poner el código correcto al celular y no lo lograba. “Llegué al último cuarto, abrí la puerta y veo que el aire avivaba más el fuego. En ese momento traté de sacar mis documentos importantes como la escritura de la casa, los documentos de mi hija que murió en España, certificado de defunción de ella, sus cartas, fotografías…sus recuerdos y no puede salvar nada. Recién había renovado el pasaporte y la licencia de guiar, el registro de propiedad de mi auto… bueno todo se quemó”, decía Blanca que en varias ocasiones detenía sus comentarios, tratando de contener el llanto.
González Hernández, que tiene otros dos hijos que residen en Estados Unidos, nos relata que vio quemarse la estufa y la nevera que estaba llena, ya que hacía unos días había hecho compra de alimentos, como desaparecían frente a ella por el fuego, debido a que esa parte de la residencia era de madera y zinc.
Gracias a unos jóvenes que pasaban por el área y se detuvieron cuando vieron el fuego, llamaron al 911. “Yo les dije llamen al 911… llamen al 911, no puedo desbloquear el teléfono. Igualmente me ayudaron a salir por la marquesina, ya que no podía abrir el portón, aunque el candado no estaba cerrado”.
Comentó que cayó en negación en el sentido de que no le quería contar a nadie lo que le había sucedido, incluyendo a sus hijos, el pastor y los feligreses de su iglesia a la que asiste.
Gracias a la ayuda que me dio la Cruz Roja Americana pudo reponerse un poco. “Fueron a mi casa… (pausa unos segundos, cogió aire y dice con voz entrecortada). Estaba en negación, no quería ayuda de nadie, inclusive no quería llamar a mis hijos. De hecho, hace poco que se lo dije a mi hijo que vive en Orlando, Florida. Todavía no sé por qué estuve así varios días, pero gracias le doy gracias a Dios por la ayuda de la Cruz Roja”.
Blanca conoce de los programas de ayuda que ofrece la Cruz Roja Americana, pero no creía mucho en lo que se decía. “Uno escucha muchas cosas, pero no es hasta que le toca a uno que se da cuenta de que sí, lo que recogen en donaciones lo dan en ayuda a los necesitados. Soy una persona que antes colaboraba con la Cruz Roja con donaciones, pero ahora que he vivido en carne propia y que sé cómo me han tratado, cómo me han ayudado y ver que sí, realmente ayudan a las personas afectadas, estaré siempre para ellos con lo que pueda ayudar”.
“El servicio de la Cruz Roja fue excelente, bien diligente, diría que están allí mano a mano con uno, de verdad que el servicio es sumamente esencial, no me puedo quejar, fueron los primeros en darme la mano, cuando finalmente decidí buscar ayuda”.
Sus próximos pasos
Varios meses después del incidente, Blanca lucha por arreglar su hogar, “espero que el gobierno municipal me ayude a arreglar mi casa. Quiero regresar a mi casa”. Blanca está en la búsqueda de ayuda con los programas federales, ya que en estos momentos vive en la parte de atrás de la casa de su hermano. “Hace unas semanas, mi hermano estaba viviendo conmigo, porque estaba en un proceso de divorcio. Ahora soy yo la que vivo en su casa”.
Blanca, quien trabaja como supervisora de alimentación del Servicio Comunitario de Edad Avanzada del Municipio de San Juan, dijo que entre las enseñanzas de esta desgracia figura el no buscar a un electricista para que verificará si había algún problema en la cablería, ya que en una ocasión se le quemó el calentador y segundo, no tener una caja fuerte a prueba de fuego y agua para guardar los documentos más importantes y que ahora tiene que comenzar a gestionar.
Los fuegos en el hogar son los desastres que más atiende la Cruz Roja Americana durante todo el año. Para apoyar la labor diaria que brinda la Cruz Roja en Puerto Rico, puede donar por ATH Móvil en la sección de Donar con el pATH/CruzRojaPR.