Doña Marina Sánchez narra los sucesos del fuego que sufrió en su hogar.
Keila Rivera llegó a la casa de su abuela Doña Marina Sánchez y desde su carro vio que salía humo por las ventanas de la casa. Ella llamó a su abuela en repetidas ocasiones, pero no le contestó. Rápidamente, Keila se dio cuenta que la casa se quemaba y su abuela estaba adentro.
El fuego, suscitado por un corto circuito, se dio mayormente en el cuarto de Doña Marina, quien tiene 88 años y había inhalado bastante humo mientras buscaba cómo salir del incendio. Además, Doña Marina depende de oxígeno para dormir y lamentablemente sus dos tanques de oxígeno estacionarios, junto a uno pequeño de reserva, estallaron en el fuego.
Su hogar fue pérdida total. Luego que los bomberos extinguieron el fuego, ahí entró la Cruz Roja Americana. Keila recuerda que el personal de primera respuesta le dijo que le pasaría sus datos a la Cruz Roja para que se comunicaran con ella. Al otro día, en menos de 24 horas, llegó la Cruz Roja. El voluntario realizó la evaluación de daños y luego le brindó a Keila y a Doña Marina una tarjeta de asistencia financiera. “Ese mismo día me dio la ayuda. La voluntaria fue excelente, muy solidaria y nos trató súper bien”, expresó Keila Rivera. Según nos narró Keila, la ayuda fue de gran utilidad pues lo primero que compró fue ropa. “Yo juraba que la Cruz Roja no me iba a dar eso tan rápido”, finalizó.