La comunidad de Playita Cortada de Santa Isabel, es un sector continuo al mar que fue devastado por el paso del huracán María el pasado 20 de septiembre de 2017. Gran parte de la comunidad se inundó y fueron muchas las residencias dejadas sin techo de zinc por el impacto de los fuertes vientos. Playita Cortada es una comunidad de 1,700 residentes ubicadas en el sur del país.
Entre las decenas de personas afectadas por el huracán se encontraban María Mercedes Morales, quien al ver llegar a la Cruz Roja Americana con alimentos y agua potable, comenzó a llorar y le hecho el brazo a la voluntaria Angie Quiñones.
“No fue fácil, vivimos unos momentos de angustia, temimos por nuestras vidas. Lo perdimos todos, pero gracias a Dios nosotros estamos bien y le agradecemos mucho a la Cruz Roja por haber llegado, ya que hasta el momento hemos recibido muy poca ayuda”, comentó Morales, mientras se secaba las lágrimas y miraba a su marido Luis Rodríguez, quien igualmente estaba muy afectado y su nieto Yaniel Lugo.
Además de los daños causados por la tormenta a su hogar, la familia todavía está temblando por la experiencia desgarradora que vivió Yaniel durante la tormenta cuando tuvo que ser rescatado en un kayak.
“Tenía mucho miedo, estaba gritando, pero gracias a Dios lo pudieron sacar a tiempo, fueron momentos muy fuertes. Lo perdimos todos, muebles, alimentos y la ropa…pero estamos vivos, eso es lo más importante”.
En fecha del 7 de octubre de 2017, la Cruz Roja ha distribuido casi un millón de comidas y brindado asistencia a más de 65 municipios alrededor de la isla.