“De verdad, me siento bien agradecida con ustedes, porque sin el oxímetro no me hubiera dado cuenta de que mi hijo le había bajado los latidos…pudo haber pasado otra cosa”, dijo Stephanie Narváez, madre de Jaycob.
Jaycob, de cuatro años, desarrolló una condición del corazón desde que estaba en la barriga de su mamá. En menos de 24 horas de nacer, los doctores le pusieron un marcapasos para que pueda seguir con vida; y a los tres meses, le colocaron un marcapasos de dos cables, ya que sus latidos eran irregulares.
En diciembre de 2018, a través del programa de salud entre la Cruz Roja Americana y Community Health Foundation of Puerto Rico, Stephanie recibió esta máquina junto a un humidificador que lo ubica en el cuarto de sus hijos, ya que tiene otro hijo mayor de ocho años.
El oxímetro mide el oxígeno a través de las pulsaciones del corazón de la persona. En el mes de marzo del 2019, Jaycob no presentó ningún tipo de síntomas que indicaban que sus latidos del corazón habían bajado. “No nos dimos cuenta, no se quejó de nada, pero ya sus latidos estaban en 60.”, expresó Stephanie al recordar la última recaída de su hijo.
“Eso fue un lunes y ya el miércoles lo operaron gracias a que teníamos el equipo que nos avisó sobre los latidos de mi hijo”, añadió Stephanie quien ha tenido Lupus desde hace cuatro años. “Muchas gracias a los donantes de Cruz Roja luego del huracán María…esto es una gran ayuda para nosotros”, puntualizó Stephanie.