
Condiciones escabrosas. Viviendas compartidas. Tiendas de campaña y catres. Estas son algunas de las imágenes que vienen a la mente cuando uno piensa en un despliegue militar. Sobre todo si formas parte de la Primera División de Caballería del Ejército de los Estados Unidos que, según el sargento Daniel Rungo, tiene fama de ser «la peor unidad del Ejército». Él no lo cree así.
En otoño de 2024, Daniel y su unidad se desplegaron en Polonia y se instalaron en Powidz, una base de operaciones avanzada diseñada para garantizar la seguridad y presencia de combate en el flanco oriental de la OTAN. Lugares temporales como este suelen ofrecer servicios básicos, ya que los soldados van sin sus familias. Sin embargo, lo que para muchos era un desafío, para Daniel fue una oportunidad: aprovechar los beneficios del Ejército para obtener una maestría. Algo que jamás habría imaginado once años atrás, cuando conducía camiones y trabajaba en elevadores de granos en los campos de Texas durante ciertas épocas del año, mientras luchaba por conseguir un empleo estable.
«Fui a la universidad cuando tenía diecinueve años. La deuda era de $7 000 por un semestre. No cuadraban las cuentas. Dejé la universidad y saldé la deuda en el Ejército», explicó Daniel. Desde que se alistó, ha obtenido una licenciatura y ha completado varios cursos acreditados. Cuenta que los despliegues tienen beneficios que uno no se espera, como tardar mucho menos en llegar al trabajo.
«Un día típico durante el despliegue no estaba tan mal... Era una oportunidad para organizarme mejor», dijo.
Sin embargo, estudiar durante un despliegue presenta desafíos únicos. La escuela donde Daniel estaba inscrito exigía exámenes supervisados que requerían estar frente a la cámara y sin interrupciones durante todo el examen.
«Si alguien entraba en la habitación, se daba por terminado el examen. Por eso, el centro de descanso de la Cruz Roja ofreció el lugar perfecto. En la tienda de campaña no había privacidad porque éramos doce personas. En mi oficina tampoco porque mi superior, un mayor, se pasaba el día entero trabajando. Nunca salía de la oficina, ni siquiera los fines de semana», comentó Daniel con una sonrisa y un gesto de negación con la cabeza.
También recuerda que el wifi en la base no daba abasto con tantas conexiones. Los soldados, que solo querían hablar con sus familias, ver películas en directo y jugar videojuegos en sus días libres, sufrían interrupciones constantes.
«[El wifi] no funcionaba. Ni siquiera podía hacer un examen con esa conexión», mencionó Daniel.
Sin embargo, tras el trágico suicidio de un compañero soldado, convocaron a Daniel y a su unidad para una sesión informativa con el capellán en el centro de descanso de la Cruz Roja.
Muy pronto, el centro se convirtió en el lugar preferido de Daniel para pasar su tiempo libre fuera del trabajo. Comenzó a estudiar allí a diario y, en menos de un mes, se unió como voluntario de la Cruz Roja.
Durante casi 140 años, la Cruz Roja ha apoyado cada despliegue y movilización importante de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Este apoyo lo brinda una red global de empleados y voluntarios de la Cruz Roja, presente tanto en zonas de despliegue como en hospitales militares, y que se adapta a las necesidades variables del personal militar y sus familias. Los equipos de la Cruz Roja transmiten mensajes de comunicación de emergencia durante las crisis, ofrecen actividades de descanso, entregan paquetes de suministros y colaboran con el liderazgo del comando para garantizar la atención necesaria conforme surgen las necesidades humanitarias.
Los centros de descanso de la Cruz Roja se adaptan a diversas necesidades y cumplen múltiples propósitos, todos igual de importantes para los soldados desplegados en el extranjero. En Powidz, el centro es mucho más que un entorno cómodo y un espacio tranquilo. El personal y los soldados voluntarios se aseguran de que el centro permanezca abierto hasta la medianoche para que quienes extrañan su hogar puedan seguir los partidos de sus equipos favoritos. Por las mañanas, abre a las 4:00 a. m. y ofrece un espacio tranquilo donde soldados como Daniel puedan examinarse.
«Durante mi último mes, creo que simplemente dejaba mi portátil allí», cuenta Daniel entre risas. «Lo dejaba allí porque podía cerrar con llave... Fue muy duro estar lejos de mi familia. A todos nos costaba y nos quejábamos como cualquiera en esa situación, pero pude avanzar con algo que, de otra forma, me hubiera robado tiempo con mi familia. Creo que eso ya es un triunfo».
Otro aspecto positivo: los amigos.
«Tengo treinta y tres años. No salgo de casa para nada, a no ser que mi esposa me envíe a la tienda, ¿verdad?», bromeó Daniel. «Lo cierto es que hice algunos amigos y esas personas te dan consejos e ideas y siempre tienen algo que enseñarte... Estar cerca de los otros voluntarios, el simple hecho de conversar… tiene un valor que no encuentras en un bar tomando algo».
Al final de su despliegue, Daniel había acumulado más de mil horas de voluntariado y solo le faltaban unos pocos trabajos para obtener su título. Al regresar a casa, su esposa y sus dos hijos no solo estaban felices de tenerlo de vuelta, sino también orgullosos de su labor como miembro del servicio y de todo lo que había logrado.
«Hace diez años, mi idea era cumplir veinte años de servicio y retirarme», compartió Daniel. «Pero después de toda la formación que he recibido, me he replanteado las cosas y espero poder aprovecharla. Me gustaría ser agente especial del FBI... ese es el objetivo».
Daniel obtendrá su Maestría en Administración de Empresas a finales de abril. Aunque actualmente está terminando sus estudios desde casa, sigue colaborando como voluntario en la región del norte de Texas. La Cruz Roja se enorgullece de brindar servicios a los miembros de las Fuerzas Armadas de nuestro país y de facilitarles oportunidades para contribuir a la comunidad.
Acerca de la Cruz Roja Americana
La Cruz Roja Americana alberga, alimenta y ofrece apoyo emocional a las víctimas de desastres, suministra alrededor del 40 % de la sangre en el país, enseña habilidades que salvan vidas, distribuye ayuda humanitaria internacional y apoya a los miembros de las fuerzas armadas y sus familias. La Cruz Roja es una organización sin fines de lucro que depende de los voluntarios y de la generosidad del pueblo estadounidense para cumplir su misión. Para obtener más información, visite redcross.org o CruzRojaAmericana.org, o síganos en las redes sociales.
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