Astrid González y Carolyn Cruz son amigas que juntas realizaron labor voluntaria bajo el Consejo de Juventud de la Cruz Roja de la Universidad Interamericana, Recinto de Arecibo.
Los lazos se fortalecen mientras se comparten historias y acciones voluntarias por un mismo fin. Esa es la historia de Astrid A. González Rivera y Carolyn Cruz Riquelme.
Se conocieron en clases universitarias, ya que ambas cursaban Biotecnología en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de Arecibo. De igual forma, coincidieron como voluntarias en el Consejo de Juventud de la Cruz Roja Americana Capítulo de Puerto Rico.
Carolyn, natural de Isabela, estuvo dos años como voluntaria en la universidad. Actualmente, cursa su primer año doctoral en el campo de la Medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara en México. Mientras que, Astrid, del barrio La Torre en Lares, suma un año y cuatro meses como voluntaria y está próxima a culminar su bachillerato en Biotecnología.
Durante sus momentos de voluntariado juntas, trabajaron en campañas de recaudación de fondos, actividades de prevención ante desastres y eventos educativos en la comunidad.
Para Carolyn, la amistad es un vínculo que se fortalece con experiencias compartidas. Algunas de las características que Carolyn resalta en Astrid es la confiabilidad y sus destrezas de liderazgo, ya que “su habilidad para motivar al equipo fue clave para alcanzar los objetivos y juntas orientamos a la comunidad sobre la importancia de estar preparados en situaciones de emergencia”, comentó con orgullo.
Astrid, por su parte, atesora los momentos compartidos con Carolyn. “El tener la oportunidad de ser voluntaria en la Cruz Roja junto a alguien como Carolyn fue un honor; y estoy segura de que compartir esta experiencia con ella fortaleció nuestra amistad”, puntualizó esta joven de Lares.
Las dos jóvenes destacan la importancia de la amistad y cómo esta se vuelve esencial al realizar trabajo voluntario. Esta relación les ha permitido mantener el entusiasmo, sentirse respaldadas y apoyadas, y les recuerda porqué hacen lo que hacen. “Hacer trabajo voluntario de por sí te cambia la vida, pero hacerlo con personas con las cuales disfrutas pasar tiempo es aún mejor”, afirmó Astrid.
Para ellas, servir va más allá de la acción, es una forma de vida que se nutre del respeto mutuo y la solidaridad. Incluso, Carolyn comentó que la amistad y camaradería son dos características importantes al hacer trabajo voluntario ya que “crean un ambiente positivo, favorecen la cooperación y hacen que cada tarea se realice con entusiasmo y compromiso”.
Ser voluntarias de la Cruz Roja les ha brindado la oportunidad de potenciar su liderazgo, fortalecer sus valores y, sobre todo, construir una amistad que trasciende las fronteras del uniforme.
Para conocer más sobre los Consejos de Juventud o unirse al voluntariado de la organización, acceda este enlace o llame a la Cruz Roja Americana Capítulo de Puerto Rico al 787-758-8150.
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