María Luisa Vigier Pérez, falleció el sábado, 19 de octubre de 2024 a sus 92 años.
La historia de María Luisa con la Cruz Roja comenzó en el 1962, cuando salió de Cuba junto a su esposo Don Miguel Correa y sus dos hijos para aquel tiempo: Carmen Gertrudis y Miguel Enrique, ya que todavía aún no había nacido su tercer hijo, José Manuel.
María Luisa y su familia fue recibida en Miami por un grupo de jóvenes voluntarios de la Cruz Roja que le entregaron una cajita. Esta cajita contenía jabón, peinilla, desodorante, pasta de diente, cepillo de diente, pañitos y otros artículos esenciales de primera necesidad.
Esta cajita tomó un valor muy especial, ya que salió de su país sin nada y lo primero que recibió fue ese obsequio. Tal gesto la marcó para toda la vida y en ese momento, se prometió a sí misma que iba a dedicar todas sus fuerzas para ayudar a quienes tuvieran necesidad.
Varios años después, cuando se instaló en Puerto Rico, se integró como voluntaria de nuestro capítulo. Para el 1992, después del paso del Huracán Andrew por el sur de la Florida, María Luisa se presentó en nuestras oficinas a ofrecer sus servicios para recaudar fondos por las comunidades afectadas por este desastre.
Para aquella época, María Luisa pertenecía a diferentes organizaciones cívicas aquí en la isla, como por ejemplo: la Unión de Mujeres Americanas, Club Cívico de Damas, Casa Cuba, Unión de Cubanos en el Exilio, Las Altrusas y otros.
Ella, junto a otras personas comprometidas, nos ayudaron a recaudar fondos mediante la celebración de un telemaratón que sobrepasó la cifra de más de siete millones de dólares.
Su labor voluntaria abarcó más de 20 años de servicio. A través de los años, esta líderesa carismática demostró su capacidad de entrega y humanismo al apoyar todos los programas del Capítulo de Puerto Rico.
Entre las actividades destacadas, María Luisa participó en las asambleas anuales, convenciones de los Consejos de Juventud, ferias educativas de preparación en desastres, Fiestas de San Patricio, campañas de recaudación de fondos, venta de boletos de sorteos de autos, galas, subastas y un sinnúmero de banco de llamadas a voluntarios y donantes para solicitarles su ayuda para todas nuestras actividades.
Ella llegaba rápido al capítulo tan pronto veía que había sucedido un desastre, como lo hizo para ayudar a los afectados por la explosión de Río Piedras en el 1996. Nos representaba dignamente cuando hablaba con la prensa como portavoz de los voluntarios y orientaba sobre nuestra labor en la comunidad. De igual forma, fue parte de nuestra Junta de Directores.
No hay cómo describir toda la fuerza que tenía la Señora María Luisa Vigier Pérez; era de las primeras que llegaba y de las últimas en salir.
María Luisa es y será por siempre, nuestra Presidenta Honoraria de Voluntarios; ¡gracias por tanto!
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