Voluntarios brindan asistencia financiera a las familias cuyos hogares sufrieron daños mayores o colapsaron.
San Juan, Puerto Rico, 8 de febrero de 2020- Con estas palabras, Lucila Caraballo, de 62 años y residente del municipio de Yauco, se expresó al reflexionar sobre el hogar que perdió el 7 de enero de 2020 luego del terremoto de 6.4 de magnitud. Debido a que no podía permanecer en su hogar, tuvo que mudarse a vivir varios días junto a la familia de su hija en Ponce.
Recientemente, Lucila recibió la visita de varios trabajadores de casos de la Cruz Roja Americana para entregarle una tarjeta de asistencia financiera y así cubrir sus necesidades básicas. Al preguntarle cómo esta tarjeta la ayudará, rápido contestó que lo usaría para comprar cajas para guardar sus pertenencias, ya que todavía tiene sus cosas dentro del hogar.
“Yo tengo todo allí adentro, yo no he sacado nada…pero yo entendí en estos tiempos, que mi vida no depende de una casa”, comentó Lucila al enfatizar que una de las enseñanzas luego del terremoto es no tener apego a las cosas materiales.
Por treinta años, Lucila trabajó como directora de cuatro escuelas en Yauco. Aún recuerda las campañas de la Cruz Roja cuando era niña y se aseguró de seguir apoyando a la Cruz Roja mientras fungía como directora en las escuelas donde trabajó, ya que para ella era importante apoyar a la Cruz Roja. Irónicamente, ahora es Lucila quien, en su etapa de retiro, recibe la ayuda de la Cruz Roja Americana.
Ahora Lucila está pendiente a un estudio de terreno que se realizará en su comunidad para conocer si en efecto van a demoler todas las viviendas ya que solo nueve de alrededor de treinta hogares están de pie. “En esta calle, no hay ni una verde, todas son rojas o amarillas”, añadió al hacer referencia al código que utilizan para codificar el estado de los hogares.