La voluntaria Dra. Sarai Báez Pérez, es psicóloga especialista en salud mental y comenzó en la Cruz Roja Americana en el 2010.
La Dra. Sarai Báez Pérez, psicóloga especialista en salud mental, inició su voluntariado con la Cruz Roja Americana en el 2010 para apoyar ferias y actividades comunitarias. Sin embargo, no fue hasta el 2017 que entró de lleno como voluntaria de salud mental para apoyar la respuesta de los huracanes Irma y María. Luego de estos desastres, ha brindado apoyo en incendios, derrumbes, la explosión de Las Piedras, inundaciones y más recientemente, el huracán Fiona.
A pesar de su vasta experiencia en desastres mayores y pequeños, los terremotos del suroeste del 2020 fue un evento particular. Esta residente de Toa Alta, describe su experiencia como una de “dolor emocional ante la inercia de saber que no podemos ir en contra de lo que la naturaleza determina”. Sarai, quien se especializa en el área pediátrica y trabaja con las poblaciones que tienen discapacidades o trastornos severos, brindó apoyo emocional en los refugios, hogares, casetas de acampar y en todos los lugares donde había necesidad. Superó sus propios temores para abrazar a las personas que habían perdido todo en segundos. Sarai puntualizó que en la respuesta, se enfocó en no dar falsas esperanzas y establecer que “en medio de las circunstancias, no estamos solos; que la Cruz Roja está ahí para ti”.
Dentro de las historias que más recuerda, fue una familia ponceña compuesta por un padre, una madre y dos hijos; de cuatro y ocho años aproximadamente. El terremoto destrozó su hogar y vivían en una caseta de acampar en el patio de su casa. “Uno de sus niños con autismo severo, población con la que laboro secularmente, quedó atrapado en su habitación. Pudimos observar el hueco que el padre tuvo que hacer en la puerta del cuarto para poder rescatar y sacar a su niño, quien gritaba desesperadamente. Me imaginé ese cuadro tan difícil para el cual solo se puede brindar fortaleza para enfrentar la realidad que no podemos cambiar, pero nos hace más fuerte”, recordó.
De igual forma, la experiencia del terremoto visibilizó la solidaridad y la empatía que vivieron vecinos y personas de la comunidad ante la necesidad. “El esfuerzo que realizaron los puertorriqueños con sus vecinos, amigos y familiares para ayudarse mutuamente fue una experiencia que jamás olvidaré. cómo compartían lo poco que tenían y se apoyaban mutuamente, fue una de las extraordinarias acciones que jamás se olvidan”, destacó Sarai.
El deseo de servir a los demás nació desde muy pequeña, ya que siente que sus padres le enseñaron el valor de ser servicial y estar atenta a las necesidades de los demás. Cuenta con ocho hermanos y se siente bendecida de ser parte de una familia grande. Precisamente, durante la respuesta del huracán Fiona, su nieto Alan Xavier de siete años, le expresó que cuando sea grande, quería ayudar a la Cruz Roja como lo hace ella. “Esas palabras me conmovieron el corazón”, exclamó esta abuela orgullosa de cuatro nietos y madre de tres hijos.
Los voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja Americana realizan el 90 por ciento de la labor humanitaria de la organización. En el caso de esta toalteña, la misión en la Cruz Roja le cambió su vida, “me ha hecho mejor ser humano, vivir en humildad y darles importancia a las cosas intrínsecas que no se compran con dinero, pero tienen gran valor”, finalizó. Para unirse al equipo de voluntariado de la Cruz Roja, puede acceder la sección de Voluntariado o llamar al 787-758-8150 o 787-403-9503.
16 de diciembre de 2022