Camila Ríos Torres de cinco años junto a Grace Meinhofer de la Cruz Roja Americana.
"Ven a ver mi nueva habitación", dijo Camila Ríos Torres de cinco años, cuando tomó de la mano a Grace Meinhofer de la Cruz Roja Americana. Camila abrió su caseta de acampar y le mostró sus juguetes, libros y un piano de juguete. Camila comenzó a tocar una melodía en su piano. Sus ojos brillaban y tenía una hermosa sonrisa en su rostro.
El 22 de enero de 2020 durante varias visitas programadas en Guayanilla, Grace acompañaba al equipo de Diversidad Funcional de la Cruz Roja Americana y la Cruz Roja Mexicana; compuesto por personal de salud, salud mental y cuidado espiritual. En este día, conocieron a Camila y a toda la familia Galarza quienes establecieron un campamento frente a su propia casa para no dejar atrás al patriarca de la familia, Juan Galarza.
Juan fue atendido por Marco Franco, paramédico de la Cruz Roja Mexicana, quien le verificó la presión sanguínea y realizó otros controles básicos de salud. Mientras se prestaron servicios de salud a Juan y a su esposa Virginia, su nieto Hemsel se presentó con su esposa Maricarmen Torres y sus tres hijos. Más tarde, su prima Maritza Feliciano apareció con sus tres hijos y la casa se llenó de anécdotas sobre lo que les sucedió durante el gran terremoto.
"No tuvimos tiempo suficiente para salir de la casa, pero recordamos que teníamos que acurrucarnos y cubrirnos la cabeza, así que les grité a los niños que lo hicieran", comentó Maricarmen al recordar el temblor del 7 de enero de 2020. Además, con respecto al bienestar de sus hijos, nos mencionó que ellos "tienen miedo de entrar a la casa ahora; por eso nos quedamos aquí afuera de la casa del abuelo en casetas de campaña".
Inmediatamente, el equipo de salud mental de la Cruz Roja comenzó a cuidar a la familia. Reunieron a todos en el vestíbulo y hablaron sobre cómo prepararse para las réplicas. Todos los niños recibieron un libro para colorear que narra a través de imágenes sobre cómo prepararse para los desastres locales.
Para Camila, como para toda la familia Galarza, el proceso de recuperación tomará tiempo. Por esto, la Cruz Roja Americana continúa presente para ayudar a estas familias en su proceso de recuperación y mejorar la resiliencia ante futuros desastres que puedan afectarlos. Hasta la fecha, la Cruz Roja ya ha brindado más de 8,800 contactos de atención integrada para brindar servicios de salud y salud mental, así como también consuelo y atención espiritual a los afectados. Estos servicios son cruciales en el proceso de recuperación para Puerto Rico.