Liz A. Martínez, residente de Toa Baja, fue alertada del fuego que había en su hogar en horas de madrugada, gracias a la activación de la alarma de humo.
Redactado por el voluntario Marvin Fonseca Barahona.
“El detector del humo que se encontraba en el medio de las habitaciones nos salvó la vida”. Esa fue la reacción de Liz A. Martínez González, natural de Toa Baja, al recordar como su residencia se encendió el pasado 24 de octubre de 2024 en horas de la madrugada; y gracias al sonido del detector de humo, pudo salvar su vida y la de su hijo.
“¿Ay Dios mío, porque esto está sonando a esta hora?”. Trató de ignorar el sonido, pero decidió verificar y cuando salió de la habitación, le pasó por el lado a las llamas del fuego que estaba quemando dentro de un clóset.
“Salí de inmediato corriendo para la cocina y veo todo el humo de ese fuego que está saliendo de ese clóset dándole al detector del humo que se encontraba en el medio de las habitaciones. Yo grité ¡fuegooo!, salimos corriendo de los cuartos y a la misma vez ese fuego sale. Sino hubiese sonado el detector de humo, nuestra historia fuera otra y no estuviéramos aquí para contarlo”, narró la madre de dos hijos.
Las alarmas de humo en funcionamiento pueden reducir a la mitad el riesgo de muerte a causa de un fuego. La Cruz Roja Americana recomienda la instalación de las alarmas de humo en todos los pisos de su hogar, incluso dentro y fuera de los dormitorios y las áreas para dormir.
“Pudimos salir a tiempo, gritar y pedir auxilio. Los vecinos corrieron, llamé al 9-1-1…mientras tenía el 9-1-1 en línea, yo estaba moviendo el carro y mi nene salvando el perro”, recordó.
Luego de la llegada de los bomberos, indicó que la ayuda de la Cruz Roja se dio gracias al dueño de la residencia quien los llamó, ya que la casa era alquilada.
“Inmediatamente en menos de 24 horas la Cruz Roja se comunica conmigo. La primera ayuda que recibí y te puedo decir, la única ayuda que recibí fue de la Cruz Roja Americana de Puerto Rico”, puntualizó Liz.
Los voluntarios de la Cruz Roja se reunieron con ella en la casa de su mamá, donde se albergaba por un tiempo en lo que podía conseguir otra residencia. “Fue un excelente servicio, con excelentes voluntarias y con un plan de apoyo incondicional y su ayuda inmediata”.
La Cruz Roja le entregó una tarjeta de asistencia financiera donde pudieron comprar ropa, artículos de aseo y zapatos; entre otras piezas más. De igual forma, recibieron apoyo de salud mental y salud, pues perdió sus espejuelos en el fuego y la Cruz Roja también aportó para que pudiese adquirir unos nuevos.
“Nunca..., no había pasado algo como esto, pero hoy por hoy a todo el que yo veo y todo lo que yo le puedo decir donde tú veas la Cruz Roja recogiendo y recaudando fondos, coopera porque esa ayuda sí llega, esa ayuda te doy fe de que llega al pueblo y que llega rápido e inmediato”, finalizó la toabajeña.
La Cruz Roja Americana Capítulo de Puerto Rico atiende un promedio de 34 fuegos residenciales alrededor de la isla cada mes, gracias al apoyo de los voluntarios. Para conocer más consejos de prevención sobre incendios, acceda este enlace o llame a la Cruz Roja Americana al 787-758-8150.
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